Aprovechando el desconocimiento de los realizadores occidentales, la industria india del cine, con más de 1.000 películas al año, no duda en usar personajes, secuencias y argumentos que a veces no se diferencian ni en la letra que separa a Bollywood de Hollywood.
Al ubicuo Harry Potter le ha salido, por ejemplo, un "hermanito" indio en la película "Aabra Ka Daabra": un niño huérfano de un famoso mago que va a la mejor escuela de magia, donde, haciendo sus pinitos en el mundillo, encuentra a gente que conocía a sus padres.
El cine indio -abanderado por la industria de Bombay, Bollywood- produce más películas y vende más entradas que su rival estadounidense, aunque eso no le impide tomarlo como referencia para intentar romper las taquillas.
De esa "pasión" por las tramas occidentales dan fe los últimos estrenos: tres solteros que tienen que cuidar de un bebé, un entrenador que lleva a lo más alto a un equipo de chicas que no confían en sí mismas o una versión de "La cena de los idiotas" que se ha convertido en un título de culto.
Hace pocos días, el éxito del año, "Partner", sufrió incluso una amenaza de demanda por parte de la productora del actor Will Smith, enfadado porque la película se toma demasiado al pie de la letra sus peripecias en "Hitch", del año 2005.
"No sabemos nada de los productores de 'Hitch'. Esto es una controversia creada por los medios. En Bollywood hay 700 películas nuevas cada año. ¿Pueden todas ellas ser originales?", dijo con descaro al respecto el productor de "Partner", Parag Sanghvi.
En la lista de títulos con "versiones a la india" figuran clásicos como "¡Qué bello es vivir!", "Harry el sucio", "Vértigo", "Irma la Dulce" o "El apartamento", naturalmente con los metrajes kilométricos y las sobredosis de baile y canciones que aderezan al cine "masala" (especiado).
Los filmes indios también se han nutrido de amor ("La boda de mi mejor amigo", "Cuando Harry encontró a Sally") y de humor ("Señora Doubtfire", "Algo pasa con Mary"), han tirado de "thrillers" como "Seven" o "Atracción fatal" y de, claro, los musicales ("West Side Story", "Annie").
En "El milagro de Anna Sullivan" (1962) una chica sordomuda y ciega logra sobreponerse a su situación gracias a su maestra; en Bollywood bastó con cambiar a la dulce mujer por la barba del ídolo nacional, Amitabh Bachchan, que logró un gran éxito con "Black" (2005) pero fue acusado de copiar el original secuencia a secuencia.
Y en el filme "Koi Mil Gaya" -con el popular actor Hrithik Roshan-, los críticos no se ponen de acuerdo en cuánto de E.T y cuánto de Forrest Gump hay en la película, pero todos coinciden: los guionistas la han cocinado contando con ellos.
Vale cualquier título de éxito y ni siquiera "El Padrino" se ha librado del ojo de halcón de los guionistas asiáticos, como lo demuestra "Aatank Hi Aatank", sobre las andanzas de un pobre granjero que llega a la ciudad, se convierte en mafioso y protagoniza, según la cadena musical MTV, "un remake superpatético".
La influencia occidental llega también a la seña de identidad de Bollywood, la música: en los 70, los indios bailaban -sin saberlo- la popular "Mamma mia" del grupo ABBA, llamada allí "Mil geya hum ko saathi" (Encontré pareja), y, desde entonces, los sones occidentales se entremezclan extrañamente con ritmos locales.
¿Es Bollywood una "factoría del robo"?, llega a preguntarse el diario "Hindustan Times".
Ante las perspectivas de negocio que el plagio puede reportar, un avispado compositor, Aadesh Shrivastav, lo tiene todo listo para crear una compañía de protección de derechos de autor contra quienes se dedican a inspirarse en el extranjero, tras hablar con el rapero estadounidense Wyclef Jean.
"Wyclef se quedó anonadado al saber que habían copiado su canción 'María'. Dijo que muchos de sus colegas americanos no saben lo que ocurre con los compositores indios, y que habría que hacer algo", afirmó Shrivastav.
La amenaza, sin embargo, -"sé que seré el hombre más odiado en Bollywood", dice Shrivastav-, ya no podrá impedir que el popular Shah Rukh Khan canturree "Pretty Woman", acompañado de sonidos discotequeros y de las mecánicas -pero creativas- coreografías indias en su película "Kal Ho Na Ho" ("Puede que no esté mañana").Y, mientras los indios bailan y aplauden en las salas de cine al actor Shah Rukh cuando suena Pretty Woman, ninguno se pregunta por Roy Orbison.
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